- Demasiado jóvenes para el plató
- La aparición en televisión de menores en torno a la muerte de Marta despierta el fantasma del 'caso Alcàsser'. El código ético fue ignorado
- El País, 2009-02-19 # I. Gallo / R.G. Gómez
En tiempos en los que la media de audiencia de Telecinco no llega al 16%, acariciar el 30% es un festín. Rojo y negro, producido por Cuarzo, fue el artífice de este banquete. En un intento de rentabilizar tan espectacular subida de audiencia, la cadena contó al día siguiente con Rocío (acompañada otra vez por su madre) en El programa de Ana Rosa. A diferencia de Rojo y negro, este magacine se emite en horario de protección infantil. Los dos formatos están en manos de Cuarzo, la empresa creada por Ana Rosa Quintana.
"Teníamos el consentimiento de Rocío y una autorización firmada de sus padres. Hay jurisprudencia suficiente como para pensar que a los 14 años una persona puede dar su propio consentimiento. En este caso, además, la madre estaba presente en el plató", comenta un portavoz de Telecinco. Pero esta circunstancia "no exime a la cadena de su responsabilidad de proteger al menor difuminando su imágen y evitar la vulneración de su intimidad", replica Juan Montabes, presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía.
Sentado en el estudio de Rojo y negro estaba aquella noche Javier Urra, ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y actual presidente de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid: "Al ver el cariz que tomaban las preguntas le planteé al presentador que tuviera cuidado porque se trataba de una niña de 14 años. Lo tomó en cuenta y el tono del programa bajó después de la publicidad".
A la fiscalía de Sevilla no le parece suficiente ese gesto. Al contrario. Percibe que la aparición de la menor y otros contenidos emitidos han podido causar "un daño irreparable". Ayer anunció que va a solicitar a los medios de comunicación toda la información difundida desde el pasado fin de semana sobre la muerte de Marta. La petición no sólo va dirigida a los audiovisuales, sino que la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, reclamará a los periódicos las páginas publicadas sobre este suceso. La apertura de estas "diligencias preprocesales civiles" sobre el tratamiento de la información tienen como objetivo "defender el honor y la intimidad de los menores". Paralelamente, la fiscalía reclamará a Tuenti que retire de esta red social los perfiles y las fotografías de las personas involucradas en el crimen. Anoche ya había desaparecido el de Miguel.
Tuenti ha sido un auténtico escaparate de la vida privada del círculo de amigos de los implicados. Alberga infinidad de conversaciones e imágenes de Marta, de su pandilla, del presunto asesino y de sus supuestos cómplices. Muchos de ellos, menores. Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), subraya el impacto de las redes sociales en casos como éste, un fenómeno que "abre un nuevo debate sobre la protección de datos de los menores en la Red". Y recuerda la dificultad que supone para las televisiones cumplir un código de autorregulación sobre contenidos infantiles firmado por todas las cadenas y apadrinado por el Gobierno. "Las televisiones actúan como juez y como parte".
Tras asegurar que tiene un "alto nivel de privacidad", Tuenti dice sentirse "atónita" por la proliferación en diferentes medios de imágenes y textos extraídos de su red relacionados con el caso Marta. La compañía afirma que cuando reciba la notificación, bien por parte de los padres de Marta o de la Fiscalía de Sevilla, borrará "inmediatamente" el perfil de la joven y de cualquier otro menor. Este proceso, según Tuenti, no es inmediato. Eliminar toda huella del paso de una persona puede ser una tarea de diez horas.
Internet es precisamente lo que ha hecho que este suceso se amplifique. Y es también una de las diferencias más relevantes respecto a otro de los grandes espectáculos mediático/morboso de la historia de la televisión: el caso Alcàsser. Para muchos analistas, aquel tratamiento informativo estrenó "la era de la telebasura" y el camino quedó libre para "la lluvia de sangre y mierda", según Joan M. Oleaque, autor de un ensayo donde critica "el periodismo carroñero" vinculado al caso.
Para Urra, aquella cobertura marcó un punto de inflexión. "Desde entonces, los medios son mucho más sensibles y respetuosos con la infancia". También el presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía observa diferencias frente al "circo mediático" de Alcàsser. "El mapa audiovisual no es el mismo. Ahora existe una mayor sensibilidad social sobre la utilización exacerbada y desafortunada de elementos complementarios a la información", dice Montabes. Y observa cómo "del lógico interés de la ciudadanía por tener información se ha pasado a la curiosidad del morbo".
En la misma línea, la Federación de Sindicatos de Periodistas (FSP) ha arremetido contra "los espectáculos morbosos" que se han podido ver en televisión. Las entrevistas a menores, aunque sea con autorización de sus padres, "no disculpa al medio de su actitud indigna ni del daño que puedan causar". Además de repudiar la cobertura de algunos medios, la FSP llama la atención a los poderes públicos por no haber puesto en marcha un consejo audiovisual de ambito estatal que "debería poner freno a estos desmanes en la comunicación".
A falta de una autoridad estatal -que aparece de forma recurrente en los programas electorales de los partidos y nunca se crea-, Montabes se dispone a poner en marcha el protocolo para analizar la cobertura del caso Marta. Hoy se reunirá el pleno del Consejo Audiovisual andaluz. Este organismo sólo tiene competencias sobre las televisiones autonómicas, locales ("una galaxia de 400 emisoras") y las desconexiones de RTVE. No puede intervenir en las cadenas de ámbito nacional. "Podemos trasladar a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones las infracciones que hayamos detectado. Analizamos todo lo que se emite en Andalucía y es cierto que no podemos incoar expedientes si se trata de cadenas nacionales, pero si tenemos conocimiento de que se ha cometido un delito informamos al fiscal".
¿Deben los menores ser desterrados de la televisión? Urra defiende su presencia, pero "siempre y cuando se respete la Ley del Menor y no se menoscabe su derecho a la intimidad ni su honor". En este caso, rechaza la visita de Rocío al programa de Telecinco por "estar relacionada con un imputado de un delito grave en un caso sub judice" y se muestra partidario de "establecer límites" de carácter general a la presencia de menores en las pantallas.
Más restrictiva es la postura de Perales. Critica que tragedias como la de Sevilla se saquen de los informativos y se aireen en "programas morbosos y sensacionalistas". Y alerta sobre el efecto contaminante de ciertos formatos que como "los virus informáticos terminan contagiando a otros espacios".
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