- Un jurado popular absuelve al autor del crimen de una pareja homosexual
- Aído dice que '57 puñaladas no justifican la defensa propia"
- El Mundo, 2009-02-24 # EFE • Madrid
El pasado 20 de febrero un jurado popular absolvió a Jacobo Piñeiro Rial de la muerte a puñaladas de Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson, y sólo se le consideró culpable del incendio que provocó tras el asesinato, ocurrido en el domicilio de las víctimas, en la calle de Oporto de Vigo.
En una nota, la Federación afirma que en la decisión del tribunal "ha pesado más la homofobia, como ha pasado antes con casos tan sangrantes como la acusación sin pruebas de Dolores Vázquez, claramente relacionada con su orientación sexual".
"Considerar 57 puñaladas como defensa propia por el miedo a dos homosexuales está relacionado con la homofobia de nuestra sociedad", subraya la Federación, en cuya opinión el jurado no consideró ni las pruebas aportadas por el fiscal, que pedía 60 años para Piñeiro, ni las forenses.
Según el presidente de la Federación, Antonio Poveda, los homosexuales no tienen "ni más fuerza ni más vidas que los demás, por lo que llegar a propinar 57 puñaladas es claramente ensañamiento".
El jurado popular estimó real la declaración del acusado de que actuó con el único propósito de defenderse ante el "miedo insuperable" de ser violado por la pareja, y estableció que no quedaba demostrado que quisiera acabar con la vida de ambos.
Por último, la FELGTB plantea la necesidad "sin más dilación" de implantar una pedagogía social que elimine los prejuicios y estereotipos que, a su juicio, han marcado la mencionada sentencia.
Al parecer, Jacobo Piñeiro se encontraba en la madrugada del 13 de julio de 2006, fecha del doble crimen, en el piso que las dos víctimas compartían en la calle Oporto de Vigo y, por razones que se desconocen, agredió a los jóvenes con dos armas blancas. El fiscal sostiene que asestó 35 puñaladas a Isaac y otras 22 puñaladas a Julio, "con intención inequívoca de causarles la muerte" y "aumentando deliberada e inhumanamente su sufrimiento".
Posteriormente, Jacobo Piñeiro prendió fuego a la vivienda y a los cadáveres, e incluso abrió la espita del gas con la intención de provocar una deflagración. Jacobo abandonó el lugar de los hechos sobre las 9,30 horas, llevándose una maleta con pertenencias de las víctimas, con el fin de simular que habían sido objeto de un robo violento.
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