2009/02/13

> Berria: Hezkuntza > LA HOMOFOBIA PERSISTE EN LAS AULAS

  • La homofobia persiste en las aulas
  • Actitudes ante la diversidad sexual, primer estudio en Gipuzkoa. El 10% de los alumnos homosexuales en Gipuzkoa ha sufrido palizas. Las chicas son más permisivas que sus compañeros ante la diversidad sexual. El discurso tolerante no concuerda con la aversión manifestada en las respuestas. Uno de cada cuatro chicos se cambiaría de sitio si su compañero de mesa fuese gay
  • El Diario Vasco, 2009-02-13 # Arantxa Aldaz • DV • Donostia
El colegio es un lugar especialmente hostil para los jóvenes homosexuales. La primera encuesta realizada en Gipuzkoa para conocer las actitudes de los adolescentes ante la diversidad afectiva y sexual revela «la persistencia de comportamientos marcadamente homófobos» entre muchos de los escolares del territorio -especialmente entre los chicos-, quienes o bien han sido testigos de insultos y amenazas a compañeros gays, lesbianas, transexuales o bisexuales o, directamente, han acosado a estos alumnos.

Jesús Estonba y Koldobike Mujika, de Gehitu, no ocultaron su preocupación por los datos, obtenidos tras entrevistar a 323 alumnos de 14 y 15 años de varios colegios guipuzcoanos, en el marco del programa Hitz egin dezagun homosexualitateaz (Hablemos sobre la homosexualidad), que promueve la asociación desde hace cuatro años. «A veces pensamos que la sociedad ha avanzado mucho, pero está claro que no todo es tan bonito como se pinta», admitieron.

El estudio destapa serias contradicciones: el discurso tolerante hacia el colectivo homosexual no concuerda con la aversión manifestada en las respuestas. Los mismos adolescentes que siguen los programas de Jesús Vázquez o Boris Izagirre se cambiarían de sitio en clase si su compañero de mesa les confesara que es homosexual. Preguntados por esta cuestión, un tercio de los alumnos encuestados se sentiría incómodo con esta revelación y otros muchos preferirían no compartir el pupitre con su compañero (25%). Parece obvio que los avances sociales, con la aprobación de la ley de matrimonios homosexuales como máximo exponente de esa libertad conquistada por el colectivo gay, no han conseguido barrer los prejuicios entre los más jóvenes.

Bien al contrario. Cuatro de los encuestados confesaron haber sido víctimas de palizas por su condición sexual, otros trece recibieron amenazas y diecisiete más reconocieron que sus compañeros de clase les habían arrojado objetos. En total, el 10% de los adolescentes de 14 y 15 años que se declaran homosexuales o tienen dudas al respecto confiesan haber sufrido ataques verbales y físicos por su orientación sexual y la mitad ha sufrido amenazas, un dato «que invita a una seria reflexión» sobre la necesidad de «implementar políticas contra la homofobia», afirmó Mujika.

Diferencias
Las chicas se muestran más abiertas que sus compañeros ante la diversidad sexual. Ante la pregunta «¿Cómo se sentiría ante una muestra pública de afecto entre dos hombres?», la mayoría (145 chicas y 71 chicos) respondió que le parecería «bien». 41 alumnos confesaron que «les daría asco», frente a las seis chicas que así respondieron. «Parece que la homosexualidad y la diversidad sexual en general son realidades más difíciles de digerir para los chicos», interpretó Estonba.

Los datos dan un vuelco cuando la pregunta se refiere a una pareja de lesbianas. En este caso, tanto chicos como chicas aceptarían el gesto cariñoso de dos mujeres. Desde Gehitu creen que «la fuerte carga erótica que la imagen de dos mujeres posee para el hombre heterosexual» influye en el cambio de actitud.

También se observan diferentes reacciones si una compañera se confiesa lesbiana. Los chicos manifiestan un cambio de comportamiento: se sentirían menos incómodos que ante un compañero gay e incluso un 8% de los encuestados se atreve a decir que «intentaría ligar con ella». Si el compañero en cuestión se confiesa bisexual, de nuevo aparecen actitudes menos permisivas entre los chicos. Dos de cada diez cambiarían de sitio como única alternativa. Similares patrones siguen los alumnos cuando se les plantea la hipótesis de un compañero transexual.

«Permisividad»
Si las cosas no cambian, los jóvenes gays, lesbianas, transexuales y bisexuales no lo tendrán fácil en el futuro. El trato que reciben en el colegio es «más injusto» que el del resto de sus compañeros, según aseguran ocho de cada diez encuestados. Aunque, de nuevo la contradicción, casi el 90% de ellos dice que «no es correcto tratar con desprecio» a las personas homosexuales. «Hay algo que no cuadra con estas afirmaciones», reconocieron Mujika y Estonba. «Ese marcado desfase» entre lo que se piensa y lo que se hace sobre «debe hacernos reflexionar», admitieron.

¿Qué es entonces lo que está pasando? Para Mujika, «en los colegios hay una cierta permisividad hacia esos comportamientos homófobos que son un caldo de cultivo para que esas actitudes se perpetúen en el tiempo». De hecho, se obtuvieron conclusiones similares en otros dos estudios realizados en Coslada (Madrid) y San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), en los que también se evidenció que las reflexiones de los jóvenes distan mucho de su comportamiento real hacia el colectivo homosexual.

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