- La hipocresía del PNV
- El Imparcial, 2009-11-08 # Rafael Ortega . Presidente de la Unión de Periodistas Católicos
Para esos dirigentes nacionalistas deben valer más unos presupuestos o unas diputaciones forales que la vida de un “solo” niño. Ya se sabe que muchos políticos tienen que desayunarse con sapos todas las mañanas, pero tragarse el del aborto es demasiado para un partido que siempre ha presumido de “sus antiguas raíces cristianas”, aunque, recordamos, que también en su día pudieron sus exigencias nacionalistas y fue incapaz de incorporase dentro de la democracia cristiana española en la internacional democristiana. Ellos siempre por libre. Por libre, menos cuando se trata de conseguir algo. Por eso venderán a bombo y platillo, pero con menos altavoz pues ya no tienen la ETB, su postura que justificarán con la condición que han puesto al gobierno es decir, que el texto recoja el hecho de “objeción de conciencia de los profesionales sanitarios a la práctica del aborto” y que conste inequívocamente “la comunicación a padres y tutores de las jóvenes de 16 y 17 años que opten por abortar”. La propuesta ha sido hecha por el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, que sabe de antemano que con esas premisas cuenta el PSOE para sacar la ley adelante.
Hipocresía al grado máximo que se ha visto desenmascarada por la propia Iglesia vasca, pues el obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, un hombre de gran futuro aunque le pese al ex-jesuita Arzallus , que les ha dicho a los nacionalistas que “esa postura contrasta llamativamente con la trayectoria del humanismo cristiano del partido y la contradice”. Como se esperaba al PNV le ha crecido el “hueso sacro” y la secretaria del ejecutivo, Belén Greaves, ha censurado que “la Iglesia vasca no criticase a Aznar, que gobernó ocho años con mayoría absoluta con una ley del aborto mucho peor, más permisiva y menos segura que la que se pretende hacer ahora y que en ningún caso se plantearon derogar”.
Habría que recordar a la señora Belén, por cierto que nombre más cristiano, que no acuda a los mismos argumentos que esgrime el socialismo, y que no trasforme una ley que atenta contra la vida, en una discusión de “tú más”. Si el PP no lo hizo o no lo hace bien, pues muy mal también, y además los cuatro primeros años del gobierno de Aznar el PNV apoyó al PP.
Es lo que decíamos, lo “del plato de lentejas”, además del enfado que hay en las filas peneuvistas por la posible llegada del obispo de Palencia, Monseñor Munilla, a la diócesis de San Sebastián. El hombre escogido por Roma para ver si de una vez por todas hay alguien que ponga a trabajar en serio a esa difícil diócesis. Munilla e Iceta son los hombres de futuro de la Iglesia vasca, aunque les pese a Urkullu y compañía, acostumbrados a los “golpes de pecho” en los santuarios de Begoña o Aranzazu, o a santiguarse cuando al subir por las faldas de Igueldo ven la pequeña capilla dedicada a la Virgen de Lourdes, “Lourdes Txiki”, o cuando las tradicionales regatas de traineras de la Concha pasan junto al monte de Urgull, en cuya cumbre está la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Así que, menos hipocresía y a “ponerse las pilas”.
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