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• Entre hombres anda el juego
• Noticias de Gipuzkoa, 2009-05-12 # Rosa Urzelai

“Otro hombre que no permaneció impasible". Así titulaba la noticia del asesinato de Yasmín Zamira Rodríguez El Correo Digital (10-05-09) y subtitulaban la misma con la imagen tan mediática y manipuladora de Juan Pablo Urtizberea, un nuevo Jesús Neira . Esta valiente y ponderada comparación, paradigma ya del heroísmo del nuevo hombre, fue manifestada por el consejero de Vivienda y Obras Públicas del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola. Estas reflexiones no han sido las únicas. El mismo Ayuntamiento de Irun, en su texto de condena, hace una loable mención al héroe por su reacción solidaria: "El máximo reconocimiento del Ayuntamiento de Irun y de la ciudad al vecino herido y a sus familiares con el deseo de que se restablezca con la mayor prontitud de sus lesiones (…) tras un gesto que le honra".

Nadie pone en duda la buena voluntad de un hombre que, por casualidad, se da de narices ante un hecho de envergadura tan sangrienta. Alférez durante catorce años del Alarde de Irun, "del tradicional", como remarca uno de sus amigos, prefiere no dar más vueltas al asunto y "olvidarlo cuanto antes". El olvido forzado es una manera de que se diluyan los compromisos y las responsabilidades; nada tiene que ver con el despiste ni con el shock traumático.

Hace solamente quince días, el 25 de abril, una mujer moría de manera brutal en Cordovilla. El sábado, 9 de mayo, asesinaron a otra mujer. Esta vez el escenario fue Irun. Yasmín Zamira Rodríguez se ha convertido, quizá no por sorpresa para ella, en la quinta víctima del 2009 de la violencia hacia las mujeres.

Podríamos recordar los nombres de las anteriores, sus edades, reconstruir los hechos, indagar en sus circunstancias y siempre llegaríamos a la misma conclusión trágica: fueron acuchilladas o apuñaladas o asfixiadas, presuntamente, por hombres que fueron o eran sus parejas, o tiroteadas por sicarios con sed de venganza.

Estas mujeres están muertas; otras no tardarán en estarlo; otras aguantarán los golpes, las humillaciones, los abusos; otras se vestirán con ropas que no dejen insinuar que sus cuerpos están vivos… otras y otras y otras…

Desgraciadamente: Requiescant in pace.