2009/05/29

> Elkarrizketa: Iñigo Lamarca > "MI ADOLESCENCIA FUE ANGUSTIOSA PORQUE EN ELLA SE COCIO LA LUCHA ENTRE MI HOMOSEXUALIDAD Y EL RECHAZO SOCIAL"

  • Iñigo Lamarca, Ararteko y autor del libro 'Diario de un adolescente gay': "Mi adolescencia fue angustiosa porque en ella se coció la lucha entre mi homosexualidad y el rechazo social"
  • "No sabía si había otros homosexuales. No llegué a compartir esa experiencia con nadie hasta después de los 20 años", admite Iñigo Lamarca, que un buen día decidió plasmar todas sus vivencias en el libro 'Diario de un adolescente gay', que presenta estos días en su versión en castellano
  • Noticias de Gipuzkoa, 2009-05-29 # Jorge Napal • Donostia
La editorial Alberdania le propuso la idea, y él no se lo pensó dos veces. Lamarca ha recogido en un pequeña guía el testimonio de su vida desde que tomó conciencia de que su capacidad de amar iba dirigida hacia otros chicos, hasta su madurez. Esta experiencia la combina con reflexiones sobre la homosexualidad y la homofobia de la que se nutren sus vivencias.

¿Le fue fácil rememorar aquella época en la que se sentía "el adolescente más solo del mundo"?
Empecé a tomar conciencia de mi homosexualidad a partir de los trece años, pero de una manera un tanto difusa. Fue a los quince años, época en la inicié el diario, cuando comencé a tomar plena conciencia, lo que me acarreó un rechazo de mí mismo. En aquella época tenía la percepción de que la homosexualidad estaba radicalmente condenada y excluida del pensamiento y el entorno social.

Vivía usted en la sociedad donostiarra de los 70. ¿Fue una etapa de absoluta soledad?
Viví todo el proceso con bastante angustia y con una soledad absoluta. Afortunadamente, las condiciones han cambiado, pero en aquella época la homosexualidad era un tema tabú y la única presencia que tenía era en su expresión más homofóbica. No había ningún referente sobre esta cuestión. Siempre se utilizaba maricón como insulto, y por todo ello me sentía muy solo. Yo no sabía si había otros homosexuales. No llegué a compartir esa experiencia con nadie hasta los 20 años.

¿Su adolescencia fue un permanente mundo interior?
Sí, generé un mundo interior herméticamente cerrado, pero no era un solitario. Era una persona activa que se relacionaba con todos sus compañeros. Me llegaba a sentir apreciado e incluso ejercía cierto liderazgo en un sinfín de actividades culturales. Es decir, había una parte de mí que se socializaba con absoluta normalidad, pero había otra parte de mi persona que blindé y no exteriorizaba en absoluto. Aquello me generaba mucha angustia, porque ahí se estaba cociendo la lucha entre mi naturaleza homosexual, mis ideas homofóbicas y un entorno social que rechazaba radicalmente la homosexualidad.

¿Han cambiado mucho las cosas? ¿Percibe un mayor clima de aceptación social de la homosexualidad?
La Euskadi de los 70 no es la actual, ni mucho menos. De entrada, en el plano legal se ha pasado de una situación en la que la homosexualidad era considerada delito a otra etapa en la que ahora tiene un reconocimiento legal pleno. En el plano social, esa homofobia radical que existía ha ido evolucionando y ahora hay un clima creciente de aceptación, aunque este libro sigue teniendo vigencia porque no existe todavía un pleno respeto.

¿Sigue costando 'salir del armario'?
Sospecho que desgraciadamente, aquí y ahora, hay homosexuales que viven procesos similares al que yo viví. Por eso el libro que he escrito tiene la vocación de que se tenga pleno conocimiento de cuál fue mi evolución, un proceso compartido con personas de mi generación. Desde luego que todavía nos queda bastante camino para llegar a una situación de plena normalización social.

¿No es un libro sólo para gays?
Sobre todo es aconsejable para padres y madres con hijos gays. Lo digo porque la orientación sexual lo determina el azar, de ahí que puede haber adolescentes homosexuales en cualquier familia. Por eso es bueno que padres y madres interioricen que los homosexuales merecen igual respeto.

¿Le costó mucho escribir el libro?
Lo más costoso fue ver el enfoque que le iba a dar. Cuando la editorial Alberdania me planteó la posibilidad de escribir esta guía, yo ya estaba trabajando en Gehitu. Por eso abordé la redacción del libro como parte del compromiso social y ético que había adquirido para la defensa de los derechos fundamentales y la dignidad de las personas homosexuales. Una de las cuestiones que veía y sigo viendo claro es la necesidad de que haya luz acerca de la realidad homosexual, que ha sido tabú durante siglos.

Años de silencio.
Lo peor fue el proceso de angustia vital que sufrí aquellos años. Sin embargo, tuve la capacidad de dar la vuelta a esa situación y positivizar aquella experiencia para generar recursos. Lo hice poniendo como eje y norte de la vida la defensa de la dignidad humana.

¿Se ha sentido apoyado por su familia?
Sí, pero en momentos y en intensidades diferentes. Mis hermanos me demostraron un respecto pleno desde el principio. A mis padres les costó un poco más porque las personas de su generación recibieron una educación diferente. Pero la fuerza del amor puede con todo, por eso animo a todas las personas homosexuales a que confíen en sus seres queridos.

Su matrimonio es relativamente reciente. ¿Sus padres lo llegaron a entender?
Ha sido un proceso lento. Hemos pasado en poco tiempo de considerar a la homosexualidad como un crimen a tener una imagen normalizada. Nuestra boda, además, fue en Donostia, en el incomparable marco de La Concha. Tanto para mis padres como para los de Sergio supuso un esfuerzo mental importante, aunque hoy la normalidad es plena.

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