2009/04/30

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  • Dejémonos de maricadas
  • Impunidad ante la LGBTfobia en Colombia
  • Semana, 2009-04-30
La realidad de la vulneración de los derechos a las personas en las diferentes identidades sexuales ha desbordado el trabajo de las organizaciones LGTB en Bogotá y en muchas otras ciudades colombianas.

Varios cientos de miles de copias de panfletos se distribuyen en por lo menos 24 departamentos del país. El primero de esos panfletos apareció primero en Medellín, en el barrio Morabia, entre la tercera y la cuarta semana de febrero. Hata el momento se han hecho, según la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por lo menos 18 "formas estandar" y 26 versiones particulares.

Los panfletos tienen en común que responden a un discurso amenazante paramilitar, sexista y LGTBfóbico; han sido distribuidos particularmente en zonas en las cuales la población se enfrenta a elevados niveles de pobreza, y en las que no hay suficientes oportunidades de estudio o de empleo para los/las/les jóvenes.

Una situación tal de vulneración de los Derechos Humanos y los Derechos Sexuales conmina a las autoridades competentes a investigar, juzgar y sancionar a los autores de los panfletos; y convoca a la población general que conozca estos panfletos a no contribuir con una campaña que va en detrimento de la construcción de una Colombia solidaria y democrática.

La apremiante situación ha movilizado una vez más a las diferentes asociaciones y agremiaciones LGBTTQI, de derechos humanos, de mujeres, de trabajadores/as sexuales, de minorías étnicas, de jóvenes, políticas y académicas a rechazar todas las formas de intimidación y violencia contra las victimas de esta estrategia paramilitar, pero no por ello se ha logrado la integración de los diferentes sectores en una acción común, solidaria y sin protagonismos.

Por otro lado, como lo afirmara Florance Tomas, la falta de políticas públicas centradas en la cuestión de una sexualidad protegida y responsable; el conservadurismo de algunas regiones, ciudades y municipios; los imaginarios religiosos de la Iglesia Católica; la poca sensibilidad de la política tradicional e, incluso, de algunos reconocidos caciques homosexuales, y, por último, el asesinato de líderes gestores de paz, la violencia física y emocional ejercida contra algunos/as de ellos/as, el desplazamiento forzado para algunos/as más, e incluso la presión que los/as ha llevado a salir del país y buscar asilo político y por discriminación sexual, debieran ser razones suficientes para motivar la integración de los diferentes sectores sociales, como también para que el gobierno, los mandatarios locales y los líderes sociales y de Derechos humanos asuman que los derechos para las minorías son el sentido de la democracia.

Es verdad que el sector LGTB ha crecido, que en diferentes ciudades colombianas se ha avanzado en el tema, que los fallos de la Corte constitucional han permitido importantes avances jurídicos, pero también es cierto que las personas bisexuales, intersexuales, transgéneros y queers aún no son plenamente comprendidas y aceptadas, incluso por los/as/les mismos LGTB.

Hemos avanzado. Bogotá lanza este 30 de abril de 2009 sus lineamientos y el Plan de Acción de la Política Pública para la Garantía Plena de Derechos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas. En este mismo día será la presentación del libro "Por una Ciudad de Derechos"; se realiza una movilización como rechazo contra todas las formas de intimidación y violencia contra la población LGTB y se reúne la mesa de trabajo de organizaciones y cárceles del Comité de solidaridad con los presos políticos de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la república.

La Alcaldía Local de Chapinero ha suscrito con los establecimientos un “Pacto de Rumba Segura LGBT, buscando mejorar el tema de seguridad para esta población; sin embargo, hechos como el reciente asesinato del activista LGBT Álvaro Miguel Rivera en Cali y de mas de 100 transvestis en todo el país, entre ellas una persona travesti del barrio Ciudad Bolívar quien fue descuartizada, y la agresión física y emocional de Jasson -administrador del bar “El perro y la calandria” quien se halla actualmente hospitalizado, tan solo son muestras de que falta mucho por avanzar en el tema de los derechos humanos y sexuales de las minorías sexuales, particularmente en otras ciudades y pueblos colombianos diferentes a las grandes capitales y en especial, de que la impunidad es el factor común frente a estos crímenes de odio.

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