2009/11/03

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  • Francia lanza un debate de alto voltaje sobre la identidad nacional
  • La iniciativa, criticada por la izquierda por electoralista, causa también reparos en la derecha | Sarkozy busca movilizar al electorado de la derecha cara a las regionales del 2010
  • La Vanguardia, 2009-11-03 # Lluís Uría . París
¿Qué significa ser francés en el siglo XXI? ¿Cuáles son las señas de identidad comunes de una sociedad tan diversa como la francesa? ¿Cuál es el papel de la inmigración en la configuración de esa identidad común? ¿Qué tratamiento deben recibir los símbolos nacionales? A estas espinosas preguntas aspira a dar respuesta el gran debate lanzado ayer por el Gobierno francés sobre la identidad nacional, que de aquí al próximo mes de febrero pretende movilizar a las fuerzas vivas del país –representantes políticos, movimientos asociativos, enseñantes, asociaciones de padres y alumnos, sindicatos, empresarios, representantes de cultos religiosos, asociaciones patrióticas...– y a los ciudadanos individuales a través de internet.

La iniciativa, cara a Nicolas Sarkozy –que hizo bandera de la identidad nacional en la campaña de las presidenciales del 2007–, ha sido recibida con enorme suspicacia en la izquierda, pero también en algunos sectores de la derecha, que ven un riesgo de radicalización social. La oposición acusa además al Gobierno de utilizar la cuestión de forma electoralista, con el objetivo de movilizar al votante de derechas cara a las elecciones regionales de marzo del 2010 y combatir el ascenso del ultraderechista Frente Nacional (FN), embarcado en una feroz ofensiva contra Sarkozy y al que los sondeos otorgan una intención de voto del 9%.

"Es una estafa electoralista", denunció ayer la vicepresidenta del FN, Marine Le Pen. Es una "maniobra de diversión", clamaron los socialistas. Los propios franceses, pese a considerar importante el debate –así piensa algo más de la mitad de los ciudadanos–, perciben claramente la maniobra política: el 64% cree que el objetivo de Sarkozy no es otro que movilizar a los electores cara a los comicios regionales.

Elecciones rima, en el sarkozismo, con identidad nacional. En vísperas de la municipales del 2008, el Ministerio de Educación anunció la introducción en los programas escolares del conocimiento del himno y la bandera. El asunto reapareció poco antes de las europeas del 2009, cuando Sarkozy envió al ministro de Inmigración e Identidad Nacional, el ex socialista Eric Besson, su hoja de ruta, en la que figuraba de forma destacada el relanzamiento del debate sobre la identidad nacional. El encargo se traduce en hechos justamente ahora, a cuatro meses de las regionales...

El Partido Socialista, principal fuerza de la oposición, no ha decidido todavía si participará o no como tal en el debate, y de momento sólo Ségolène Royal ha llamado a los socialistas a no rechazar la discusión y a "reapropiarse" los símbolos nacionales. En la derecha hay también algunas voces discrepantes. Así, el ex primer ministro Alain Juppé, quien considera que el debate no tiene razón de ser, o la presidenta del Partido Cristiano Demócrata, la ex ministra Christine Boutin –representante del ala católica de la mayoría–, que lo ve "muy arriesgado". El sociólogo Michel Wieviorka alerta asimismo del riesgo de que, al centrarse en la inmigración, el debate se radicalice y acabe enfrentando a "dos Francias". "Este debate popular, planteado en términos mal definidos, abre la puerta a todas las escaladas", ha dicho en el diario La Croix.

Un internauta apodado Astérix –toda una declaración– parecía dar la razón a Wieviorka al recordar ayer, en el sitio web abierto por el Gobierno, lo que "no es" francés: "Las mezquitas y los tam-tams, el Ramadán y los gris-gris (amuletos), los minaretes y los boubous (túnicas), la charia y la brujería africana, la lengua árabe o el volofo (...) no forman parte de la civilización francesa".

Los sondeos, de momento, constatan una gran coincidencia respecto a las señas de identidad comunes. A tenor de una encuesta de CSA para Le Parisien, los franceses parecen bastante de acuerdo sobre la importancia de la lengua –importante o muy importante para el 98%–, la República –92%–, la laicidad –85%– o La marsellesa –77%–. Habrá que ver las opiniones que serán vertidas en los próximos tres meses.

Por ahora, el debate arranca con pocas ideas novedosas por la parte del Gobierno. Entre las primeras propuestas planteadas por el ministro Besson están la obligación de los escolares de aprender y cantar al menos una vez al año el himno nacional, la organización de cursos de instrucción cívica para adultos, el reforzamiento del Contrato de Acogida e Integración de los inmigrantes, la creación del padrinazgo republicano para inmigrantes y la instauración de una ceremonia más solemne de adquisición de la nacionalidad francesa.

Rebelión en el Senado
Nicolas Sarkozy se enfrenta a una auténtica rebelión en el Senado a propósito del proyecto de supresión de la tasa profesional, un impuesto que grava a las empresas y sirve para financiar a las administraciones locales. Un total de 24 senadores de la UMP, encabezados por el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, han anunciado en una tribuna publicada en el diario Journal du Dimanche que no votarán a favor del proyecto del Gobierno tal como está, pues consideran que no es "ni claro ni justo". Otros dos ex primeros ministros, Alain Juppé y Édouard Balladur, han criticado la reforma. La ministra de Economía, Christine Lagarde, ha decidido recibir a los senadores disidentes para intentar frenar la revuelta, que pondría en peligro el proyecto.

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