2009/09/24

> Berria: Zinema > IAN MCKELLEN: "SOY ACTOR PARA ESCONDERME"

  • «Soy actor para esconderme»
  • Se enfundó una camiseta de Donostia 2016 como muestra de complicidad con la ciudad y reflexionó con ironía sobre su oficio. Ian McKellen nos sedujo como un 'Gandalf' en el Kursaal
  • El Diario Vasco, 2009-09-24 # Mitxel Ezquiaga
Brindó toda una serie de reflexiones sobre el trabajo de actor y sobre su activismo homosexual. Dijo que en un tímido que eligió la profesión de actor como una forma de de ocultarse y agradeció al Festival de San Sebastián que le premiara hace añor por su papel de Dioses y monstruos.

Quizás por eso se presentó a la rueda de prensa del Kursaal enfundado en la camiseta que defiende la candidatura de Donostia para ser capital cultural europea en 2016. Luego se vistió de sir para recibir su premio en el escenario del Kursaal.

«No soy una estrella»
Este Caballero del Imperio Británico, que labró su prestigio en el teatro y llegó al gran público como el mago Gandalf en El señor de los anillos, mostró una y una otra vez su modestia. «Mi única contribución al cine y al teatro es interpretar lo mejor posible y ser cada día mejor actor», dijo este intérprete de 70 años que debutó en el West End londinense con 25 años y se unió a la Royal Shakespeare Company y también al Broadway neoyorkino en su larga carrera profesional. Pero avisó: «Mi trabajo no se ha acabado... aunque ahora mismo estoy sin ningún proyecto entre manos».

Dice que no se identifica con la idea de «estrella» y se mostró orgulloso de haber interpretado a Gandalf, «un maravilloso personaje, y me alegra de que la gente me asocie a él porque es un hombre bueno, amable y valiente, un modelo para todo el mundo».

Seguían las preguntas en su comparecencia del Kursaal y a cada cuestión McKellen respondía con un tratado. «Me hice actor para ocultarme, para esconderme, en lugar de para mostrarme, porque soy muy tímido. A los intérpretes se le presta demasiada atención, creo que se nos admira porque, como dijo Shakespeare, 'la vida es un escenario' y todos nos pasamos la vida disfrazándonos».

Más. «Hay otros actores que son populares por su atracción sexual, pero no creo que sea mi caso. Esta profesión es muy honorable porque contar historias es esencial para el ser humano». Y él lo saben bien porque ha protagonizado papeles históricos como Romeo y Julieta, Macbeth, Hamlet, Ricardo III y Rey Lear.

Salir del armario
McKellen «salió del armario» cuando el Parlamento británico debatía una ley por la que se quería prohibir hasta la mención de la palabra homosexual. «Mi infancia fue dura. Yo pensaba que era el único gay del mundo. Buscaba imágenes positivas en la literatura y el cine, pero éste sólo reflejaba la ignorancia social y la desaprobación por los homosexuales», confesó ayer ante los periodistas.

El premio Donostia confesó que «viví en propia carne el acoso en el colegio, y recibí palizas de otros chicos por ser raro». Ahora da conferencias en las escuelas sobre bullyng.

Respecto al tratamiento de la homosexualidad en el cine, «Hollywood no ha avanzado socialmente, aunque ahora está empezando a crecer. Yo he participado en varias películas sobre esta temática, como Bent y Dioses y monstruos, pero por desgracia aún hay países en los que te pegan un tiro o te ahorcan por ser gay, y no a demasiadas millas de aquí», declaró este conocido activista de los derechos de los homosexuales.

Llegó al cine tarde, después de sus triunfos en televisión «con los que aún me asocian muchos británicos». En los últimos años mantiene una estrecha relación con la gran pantalla, a la que ahora está «al cien por cien» y que le ha dado un reconocimiento mundial gracias a encarnar a Magneto en X-Men o Gandalf en El señor de los anillos.

El cine en compañía
«Cine y teatro es lo mismo si la historia se cuenta bien. Lo maravilloso de ver películas en una sala es que lo haces con gente que siente como tú, aunque sea distinta. Somos sociales y queremos estar con gente. Me gusta ver películas en el cine, no en la soledad del dvd casero. Y respecto al teatro, lo que sí tiene el escenario es que el actor tiene el mando, mientras que en el cine el que siempre tiene la última palabra es el director», matizó.

Igual de cómodo en superproducciones que en el cine autor («aunque las producciones independientes me gustan más), McKellen, que de niño quiso ser chef y periodista, decidió luego que podía ser un buen profesional en este oficio «porque me dijeron que en el teatro había gente rara, desviada. Y, gracias a Dios, la había», ironizó.

Le gustaría meterse en la piel de una mujer, «pero ya estoy mayor para ser Cleopatra, aunque sí puedo hacer de madre o, como mujer, casarme con Meryl Streep», bromeó con su dominio de la escena.

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