2009/06/21

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  • "Ayúdenme, me muero"
  • Un hombre apuñala a su pareja, de 21 años, en Madrid. La mujer le había perdonado tras denunciarle en 2007. Siempre decía lo mismo: "Que iba a cambiar, que no la pegaría más"
  • El País, 2009-06-21 # Javier S. del Moral • Madrid
"Ayúdenme, me estoy muriendo". Nairobys Alcántara, dominicana de 21 años, apenas sí tuvo fuerzas para coger el teléfono y avisar a la policía. Acababa de apuñalarla su pareja, Carlos Leonel Pereira, boliviano de 24, y yacía ensangrentada en una cama, en la localidad madrileña de Fuenlabrada. Consiguió llegar con vida al hospital, pero murió una hora después. Su agresor fue detenido a primera hora de la tarde a pocos metros de la comisaría de la localidad, cuando se disponía a entregarse. La pareja tenía una niña de dos años

Fue el dramático final de una larga historia de malos tratos, a pesar de la juventud de ambos, como reconocían ayer familiares de la víctima. "Estaban juntos desde hacía unos tres años, pero no fue una relación continua, sino que lo dejaban y volvían una y otra vez", explicaba ayer Mery, una tía de la fallecida. A Nairobys y a Carlos los presentó una amiga común en 2006. Aquel verano comenzaron su relación sentimental y en dos meses la joven se quedó embarazada. "Fue entonces cuando empezó a pegarla", recuerda Diana, una de sus primas.

Palizas y amenazas se convirtieron en una triste rutina. La pareja vivía en una habitación en casa de los padres de Carlos, en Fuenlabrada. "No la dejaba ver a sus amigos, ni casi a su familia. Sólo quería que estuviese con él, la recluyó en su mundo", relatan sus familiares. Ni siquiera el nacimiento de la hija de la pareja cambió las cosas: a cada agresión le seguía una reconciliación. "Siempre le decía lo mismo, que iba a cambiar, que no la pegaría más, que todo sería diferente la próxima vez. Pero al final todo volvía a ser igual", se lamentaban ayer las tías y la madre de la víctima, mientras esperaban en el hospital de Fuenlabrada.

En los primeros meses de 2007, tras una nueva agresión, Nairobys decidió poner punto final a su sufrimiento. Junto con un familiar acudió a la comisaría a denunciar a Carlos. Unos días más tarde, el juzgado decretó una orden de alejamiento. Y cinco meses más tarde, como ocurre en demasiadas ocasiones, la mujer decidió retirar la denuncia. Apenas faltaban unos días para el juicio, pero Nairobys no quiso seguir adelante. "Me pidió que no declarase ante el juez, porque habían hecho las paces", rememora Diana, su prima. El juzgado de lo Penal número 4 de Móstoles anuló la orden de protección.

Y todo volvió a ser como era: "Siguió comportándose de forma violenta y posesiva. Pero ella estaba enamorada", o eso dicen sus tías. Incluso le mantenía. "Cómo él no tenía documentos, no podía trabajar. Apenas estuvo dos meses como camarero en un bar de Humanes, pero lo echaron porque, como tenía antecedentes, no le dieron el DNI", añaden. Pero la policía afirma que el hombre sí tenía su documentación.

Carlos le pidió en varias ocasiones que se casaran, pero ella nunca accedió, lo que incrementó aún más los problemas de la pareja. Hace unos meses, la madre de Nairobys volvió a España tras pasar una temporada en la República Dominicana. Tenía la firme intención de llevarse con ella a la joven. "Quería alejarla de Carlos", explica su familia. Pero no era tan fácil: para poder marchar con la niña necesitaba que el padre firmase una autorización. No lo hizo.

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