- Patricia Pérez, ICW, red internacional de mujeres con vih
- "La prevención se debe interiorizar desde niño; como no tirar la basura en la calle"
- La activista argentina inauguró ayer las jornadas 'Superando barreras' en Donostia. Cinco años después de saber que era seropositiva en 1991 creó la Comunidad Internacional de Mujeres que viven con el VIH (ICW) en América Latina. Está propuesta por tercera vez para el Nobel de la Paz
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-02-05
Es una situación compleja. Hay que pensar que entonces no había tratamiento, la gente se moría. Fue muy difícil. Tengo un hijo, que entonces era pequeño. Además, era una enfermedad de hombres, las mujeres no existían. Pero estábamos allí. No había ni a quién pedirle ayuda, porque la gente estaba mirando a otra cosa, no a las mujeres. Por eso creamos la asociación ICW en 1991, cuando nos encontramos un grupo de mujeres afectadas. Además, fue muy difícil entender lo que estaba pasando, porque yo me sentía bien, mi organismo estaba funcionando y un médico me dijo que me iba a morir en dos años. Es difícil interiorizarlo.
En estos años las cosas han cambiado, ¿también en lugares de África y América Latina?
Ahora existen los retrovirales, cualquier persona en cualquier lugar sabe que existe el tratamiento y, aunque no sea directamente, puede acceder a él. Creo que la globalización sirve para estas cosas. Cuando planteo que muchas cosas en la lucha contra el sida hay que hacerlas reales porque siguen siendo virtuales no significa que no se haya hecho nada, porque es una de las enfermedades en la que en 25 años se ha avanzado más. Pero con los recursos que se han invertido y el impacto político que tiene, se podía hacer más. Las condiciones ahora son distintas, pero el final es el mismo: si no tomo el tratamiento me muero, en todo el mundo. La respuesta debe ser global.
¿Qué lagunas sigue habiendo?
La falta de información. Una persona infectada necesita saber qué hay. En estas jornadas se hablaba de discriminación en el trabajo y eso sucede básicamente porque se tiene miedo. Todo eso tiene que ver con la educación desde pequeños, no a partir de los 16 años, debe ser algo más natural que se vaya interiorizando desde pequeño y se debe integrar en todo. Es como no tirar la basura en la calle, la prevención se debe interiorizar de forma natural.
¿Cómo?
Se quiere atajar el problema con herramientas viejas y hay que optar por nuevos sistemas, desde niño. No es lo mismo una comunidad carcelaria, un colectivo de mujeres o un pueblo indígena, hay que tener en cuenta su realidad y manejar sus códigos. Por ejemplo, estamos trabajando en un disco y hemos pedido a los artistas que manden un mensaje, porque va a llegar más si lo lanzan ellos que nosotros. Lo que se dice en torno a la prevención no debe ser aburrido, hay que abrir la mente y utilizar las nuevas herramientas.
En los últimos años parece que la prevención se ha relajado y está habiendo un repunte de infectados. ¿Cree que la lucha se ha atascado?
A mí me parece que los resultados no son buenos con todos los recursos que se han invertido. Se ha avanzado, pero no es bastante. Hay que darle una vuelta, cada uno en su ámbito (los medios, los profesores...) Todos debemos incorporar algo al quehacer habitual y presentar el sida como algo real, no como cuando un profesor habla de historia y se ve como algo lejano, hay que humanizarlo.
¿Cree que esa relajación viene porque se ha perdido el miedo?
No creo que las campañas deban basarse en el miedo, uno se debe cuidar porque ha internalizado la prevención, por su propia salud, por responsabilidad. Hay que transformar ese miedo y desinformación en responsabilidad.
¿Cuál es el perfil de las mujeres con las que trabajan en América Latina?
El 70% son pobres y sin educación. Pero han tomado el sida como un tema de responsabilidad propia que ha hecho que muchas se superen. Son lugares con una cultura machista, por eso desde ICW incidimos en su capacitación, en que conozcan sus derechos para defenderlos, no sólo en la prevención. Ayudamos a que se den cuenta de que son capaces de hacer muchas cosas y a que ese potencial lo trasladen a otros ámbitos. Hemos pasado de pedir ese espacio del que estábamos relegadas a ocuparlo, sin codazos.
Ese perfil será diferente en Europa.
A nivel mundial mantenemos las mismas líneas de actuación, pero el perfil y las necesidades son distintas, las formas de hacer las cosas también. En Europa se mira más lo políticamente correcto y en América Latina se va más a lo práctico. Intentamos que el trabajo que se ha hecho en América Latina se traslade ahora a Europa, donde falta, sobre todo, visibilidad. Estamos trabajando más en eso que en las necesidades básicas, que ya están cubiertas.
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