2009/01/25

> Berria: Elkarteak > "LA GENTE DEBE ENTENDER QUE SER GAY NO ES UNA OPCION, SINO QUE TE VIENE IMPUESTO"

  • "La gente debe entender que ser gay no es una opción, sino que te viene impuesto"
  • Catalán de nacimiento, lleva tres años en Granada, donde preside y ejerce de psicólogo a tiempo completo en la asociación. Colega lleva trabajando en la provincia desde 1989
  • Granada Hoy, 2009-01-25
La sede granadina de Colega, el principal colectivo que defiende los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, ocupa menos de treinta metros cuadrados en una entreplanta de la calle Alhamar. Es un espacio pequeño pero multifuncional que lo mismo sirve para hacer un cine-fórum que como consulta para problemas psicológicos.

En una estantería hay películas sobre temas relacionados con la homosexualidad masculina y femenina -ninguna porno, no es un vídeo club para adultos-, en una mesa se agolpan folletos informativos de diverso contenido y, justo en el centro de la estancia, hay una mesa redonda con tres sillas.

Desde allí se ve, mirando a un lado, una pizarra donde hay apuntados consejos para ganar en autoestima; y al lado contrario, otra en la que socios o voluntarios que se han pasado por allí han dejado su mensaje debajo de la pregunta: "¿De qué estás harto?"

Las respuestas son variopintas: alguno se queja de trabajar mucho y ganar poco, a la que es de suponer que se apuntarían centenares de heteros, pero otras se ajustan más a lo que sugiere el local: hay quien está harto del poco respeto de la Iglesia hacia la homosexualidad, quien directamente no soporta su vida y quien reclama menos hipocresía "en los sitios de mariquitas".

En una de esas sillas se sienta Diego Piñero, barcelonés de 33 años que lleva tres en Granada. Es psicólogo y la única persona que trabaja a jornada completa en la asociación, de la que es su presidente. Se le ve acostumbrado a escuchar y a expresarse con corrección, cosa que conlleva su oficio, pero lo hace sin pomposidad, sin darse importancia.

También suelta frases formidables para un titular con enorme facilidad. "Nuestro objetivo básico es desaparecer", dice, refiriéndose a Colega, para aclarar a continuación la afirmación. "Si todo estuviera normalizado, no haría falta que existiéramos como asociación, nuestros servicios no harían falta".

Pero eso, explica, está lejos de suceder. Es obvio que se ha avanzado muchísimo, y así lo reconoce, pero por el local-consulta siguen pasando muchas personas que, o bien no asumen su condición, o son rechazados por ella. A algunos hasta les quieren curar.

Ahí es cuando Colega entra en acción. "Lo fundamental es que todo el mundo acepte que la condición sexual de una persona no se elige. Ser gay no es una opción, uno no se levanta un día diciendo 'soy gay' y al siguiente dice 'soy heterosexual'. Es algo que te viene impuesto, como el color del pelo", razona. Para él, eso que se sigue diciendo de que hay homosexuales de nacimiento y otros que lo son por vicio es una patraña.

El trabajo psicológico tiene como destinatarios tanto a quienes no se aceptan tal cual son, como a los que sí que lo hacen pero chocan con un entorno hostil. Para todos tiene consejos: "Muchos tienen problemas de aceptación porque no quieren ser homosexuales y a otros lo que les cuesta es decir que no les gusta ser así. Y yo entiendo que no les guste. Todos los gays, en algún momento, habríamos preferido no serlo, porque es más fácil dejarse llevar por la corriente".

La receta se compone de tiempo, paciencia y comprensión, válida también para los padres. Muchos pasan por allí. "De la misma forma que quien es homosexual no puede ir a sus padres y decírselo de golpe, sino explicarles cuál ha sido su proceso y apoyarles para que comprendan su situación, los padres deben dejar de perder el miedo a desahogarse. Aquí, la mayoría de los que vienen temen reconocer que no les gusta que su hijo sea gay, cuando están en su derecho, como no les gustaría, a lo mejor, que pesara 180 kilos. No se trata de que les guste, sino de que lo respeten".

La conversación, llegados a ese punto, empieza a dar bandazos. Tan pronto sale a colación el Día del Orgullo Gay, que considera útil, pero no fundamental - "es más importante ayudar a quienes tienen problemas, ofrecer servicios"- como a los estereotipos que con el tiempo empiezan a venirse abajo - "antes, los gays tenían que ser mariquitas con pluma, folclóricas o graciosos. Hay gays de todo tipo, y no a todos nos gusta Madonna"-, al matrimonio entre los del mismo sexo - "es un avance, pero eso no convierte a Zapatero en nuestro ídolo"- o al hecho de que en muchos países se siga persiguiendo la homosexualidad y que las religiones mayoritarias sigan teniendo reticencias, cuanto menos, para aceptarla. "El homosexual que ha crecido en un ambiente muy religioso puede pasarlo mal por eso. Otros entienden que el Dios en el que creen no se va a meter en esas cosas", argumenta.

Y de ahí se pasa a los guetos, que juzga "convenientes, a lo mejor, en un periodo de iniciación en el que uno necesita buscar un ambiente en el que esté a gusto, pero de la misma forma que cualquier adolescente preferirá ir a un tipo de bares porque allí se juntan los que son como ellos o los que oyen la música que les gusta". Para terminar admitiendo que cosas como los cuartos oscuros dan al colectivo una mala fama que no merece. "No a todos los gays les gustan, como tampoco todos son promiscuos. A la gente le gusta generalizar".

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