2009/08/15

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  • El arte de lesbos
  • Las manifestaciones artísticas de las relaciones lésbicas evolucionaron desde el machismo del XIX a la actual apuesta por la visibilidad
  • Ideal, 2009-08-15 # Juan Luis Tapia . Granada
Es paradójico que el arte lésbico esté asociado a la misoginia y a los albores de la emancipación de la mujer a finales del siglo XIX. A lo largo de la historia y en diferentes culturas aparecen manifestaciones artísticas de amor entre mujeres, pero tendrán su máxima proliferación en las vísperas del siglo XX.

La aparición de un feminismo militante e ideológico forzó la maquinaria mediática netamente machista y se lanzó una campaña de desprestigio de las mujeres que, por supuesto, utilizó el arte del momento. Darwin fue el culpable, en gran parte ideológica, de esta misoginia, al elegirse como justificación uno de los apartados más negativos de su teoría sobre la evolución, el que afirma que las mujeres no habían sido capaces de participar en el gran proceso evolutivo que estaba llevando a cabo el hombre intelectual.

Ciencia y arte se aliaron para crear unos estereotipos femeninos que contrarrestaron y combatieron avances del movimiento de emancipación de la mujer. La especialista Elina Norandi en el libro colectivo 'Lesbianas, discursos y representaciones' (Ed. Melusina), destaca a una serie de artistas que participaron en aquella ofensiva pictórica antifeminista, entre ellos Georges Callot, Eliseu Visconti, Pierre-Georges Jeanniot, Louis de Schryver y Joseph Granie, entre otros.

Los artistas ofrecieron una imagen de las lesbianas en las que aparecían mujeres ridículamente masculinizadas o bien jóvenes bellas y sensuales abandonadas a juegos amorosos entre ellas, pero siempre dispuestas a hacer partícipes de éstos a los hombres. Los cuerpos femeninos se muestran con todos los fetichismos posibles.

Las dos amigas
Las féminas aparecen vestidas con zapatos de tacón, medias negras, ligueros, joyas y otras lencerías, y siempre próximas a una estética ligada al tema de la prostitución y en parejas, dando lugar a un clásico de la época llamado 'las dos amigas'. En esta línea se encuentran obras firmadas por Auguste Rodin, Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec. Una vez irrumpen las vanguardias artísticas, la presencia de estas 'dos amigas' de claro contenido misógino permanece en algunas creaciones de George Grosz, Egon Schiele, Otto Dix y Marc Chagall.

Mientras, en España, al margen de la vasta producción sobre el tema de Picasso asociada al ámbito artístico francés, también proliferaron las 'dos amigas'. En este sentido, Elina Norandi destaca las obras de Manolo Hugué: «Durante las dos primeras décadas del siglo XX esculpió varias parejas de mujeres, que aunque no representan escenas explícitamente sexuales, sí evidencian una fuerte tensión sexual entre los personajes».

Norandi sitúa en esta línea española a los pintores Josep de Togores, Marià Pidelaserra y Francisco Iturrino, quienes en algunas de sus composiciones explotan, según la especialista, «el erotismo destinado a un público voyeur y no se dejan de vincular las relaciones lesbianas a la prostitución y la pornografía».

Ellas
Las vanguardias continuaron la tendencia misógina de representación de las relaciones lésbicas, pero también facilitaron la incorporación de la mujer al mundo de la creación artística, donde muchas encontraron una vía para la emancipación. Algunas de estas siguieron repitiendo unos «arquetipos establecidos». En este apartado, Elina Norandi cita a la danesa Gerda Wegener, «a cuya autoría se deben las imágenes que ilustran 'Les Délassements d'Eros', una obra de los años veinte. Por otra parte, empiezan a aparecer mujeres que proyectan en sus lienzos la mirada de la experiencia vivida, como Tamara de Lempicka, Frida Kahlo, Romaine Brooks, Gluck, Alice Austin, Frances Hodgkins y Leonor Fini, entre otras.

La especialista no encuentra artistas similares en España, pero se queda con la pintura de Ángeles Santos titulada 'La tertulia', donde se observa a un grupo de cuatro mujeres representativas de lo que se llamó 'la nueva mujer', aquellas emancipadas que participaban de la vida pública y cultural.

El establecimiento por las armas del régimen dictatorial y la sucesiva implantación de leyes represivas borrará de la actividad artística española cualquier representación lésbica. Elina Norandi señala que «sí que ha habido destacadas artistas que eligieron relacionarse con otras mujeres, pero este hecho sucedía de una forma absolutamente subrepticia y secreta, por lo que sus manifestaciones plásticas giraban en torno a temas convencionales».

La segunda oleada feminista, en los años setenta, tendrá como resultado una serie de artistas que reflejarán el 'feminismo lesbiano'. «Artistas como Sandra de Sando, June Redfern, Liz Atkins, Kate Charlesworth, Sheila Sullivan, Mónica Sjoo, Emily Andersen o la pareja formada por las holandesas Diana Block y Marlo Broekmans demuestran encontrar una fuerza especial en ser lesbianas y en su capacidad para relacionarse amorosamente con otras mujeres», relata Norandi.

Una de las preocupaciones de estas artistas consiste en cómo mostrar las relaciones entre mujeres sin que el cuerpo femenino siga estando expuesto a la mirada masculina. Algunas autoras han solucionado el problema con elementos que funcionan como símbolos del sexo de la mujer y usan flores, frutos, caracoles y esponjas, que sustituyen a la vagina. En esta línea se encuentran Harmony Hammond, Betsey Damon, Jody Pinto y Fran Winant, así como la pareja de españolas Ana Carceller y Helena Cabello, y la artista Nuria Martínez Seguer.

Esta tendencia coexiste con aquellas que prefieren dar visibilidad a los cuerpos femeninos. Consideran que si el cuerpo lesbiano no se ve, no ocupa un lugar en las representaciones plásticas. Es en el campo de la fotografía donde se halla un mayor número de artistas por la visibilidad, donde destaca la norteamericana Chloe Atkins, quien después de firmar un proyecto sobre bodas lesbianas, cuenta con 25.000 repartidas por los locales nocturnos de San Francisco. Otra de las artistas que pertenece a este movimiento es Jill Posener, que retrata parejas de chicas acariciándose mientras pasean por los puentes sobre el río Támesis o desnudas en la intimidad de la cama, o practicando sexo oral.

Se trata de dar visibilidad a la condición lésbica transcendiendo las limitaciones y tópicos machistas, mostrándose las relaciones entre mujeres desde el objetivo de ellas mismas.

  • Las 'butch' y las 'femme'
En los años noventa surge una estética llamada S/M Lesbian (lesbiana sadomasoquista), que se identifica con aquellas mujeres que defendieron la visión pornográfica de las féminas en los años ochenta. En esta tendencia surgen las 'butch' y las 'femme', para denominar a los roles lésbicos, es decir una traslación del sistema de géneros heterosexuales al lesbianismo. Estos roles se reflejan en la producción artística actual. La mujer 'butch' aparece masculinizada. La 'femme' se muestra como una especie de parodia de la mujer heterosexual, ya que se trata de tipos que repiten todos los tópicos del cuerpo femenino como objeto sexual, donde aparecen con ligueros, tacones altísimos, minifaldas, pelucas rubias y maquillaje muy llamativo. No obstante, según matiza Elina Norandi, «las imágenes producidas próximas al marco teórico del lesbianismo S/M y de los juegos de roles presentan como elementos constantes la ironía, el humor y la subversión de los esquemas sexuales establecidos».

Las artistas españolas Helena Cabello y Ana Carceller han trabajado especialmente la representación de mujeres masculinas, o sea de 'butch, y en sus instalaciones muestran a las mujeres en ese ejercicio masculino, que consideran no es de «únicamente patrimonio de los hombres» y que cualquier persona puede adoptar esas maneras.

  • Las españolas del LSD
La especialista Elina Norandi destaca de entre las artistas españolas que apuestan por unas creaciones donde se manifiesta la condición lésbica al colectivo LSD (Lesbianas Sin Duda), un grupo constituido en Madrid en 1993. A esta formación pertenecen Estíbaliz Sadaba, Virginia Villaplana, Itziar Okariz, Azucena Vietes, Fefa Vila, Beatriz Preciado, Carmela García, María José Belbel, Marisa Maza, Liliana Couso Domínguez, Floy Krouchi, Katuxa Guede, Pilar Vázquez y Arantza Gaztañaga, entre otras.

Los trabajos de estas mujeres fueron mostrados en la revista 'Bollozine'. En otra de las publicaciones, en 'Non Grata', se dedicaban espacios al cine, música, fotografías y demás creaciones realizadas por las mujeres.

Además de la edición de estas revistas, el colectivo llevó a cabo dos proyectos fotográficos, 'Es-Cultura lesbiana' y 'Monstruosidades'. En estos trabajos, según Elina Norandi, «reflexionan sobre la necesidad de la visibilidad del cuerpo lesbiano en toda su dimensión política y de la diversidad de su existencia, así como de la construcción de una iconografía que simbolice su realidad». Estos conceptos guiaron la revista de pensamiento feminista 'Queer'.
  • Título: 'Lesbianas, discursos y representaciones'.
  • Coordina: Raquel Platero. Elina Norandi es autora de 'Amor y deseo entre mujeres: representaciones plásticas en el arte contemporáneo'.
  • Editorial: Melusina.
  • Páginas: 388.
  • Precio: 20 euros.

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