- Las lesbianas alumbran su historia
- Un nuevo libro sobre los distintos discursos y representaciones de la homosexualidad femenina recupera movimientos como la asociación feminista surgida en Granada a finales de la Transición
- Granada Hoy, 2009-03-22 # G. Cappa • Granada
"Desafiamos a la idea de que las lesbianas poco menos que no han existido y no han tenido trascendencia en la historia de este país", explica rotunda Raquel Platero, orgullosa de las 388 páginas del libro en el que las autoras han estudiado la representación y los discursos del lesbianismo en dos vertientes: qué dicen ellas de sí mismas reconstruyendo su historia desde el siglo pasado y cómo se representa el lesbianismo en la literatura, el arte, ciencias políticas, medios de comunicación, pornografía... Y en este último apartado, obviamente, se han encontrado con un punto de vista machista recalcitrante. "En ese y en todos", puntualiza. "Es curioso teclear lesbianas en el Google y ver dónde te llevan las cincuenta primeras entradas, páginas de pornografía de uso exclusivamente masculino", señala Platero.
Lesbianas. Discursos y representaciones aborda la historia del lesbianismo en los años de la Transición, cuando se organizaron movimientos en ciudades como Granada, "donde la asamblea de mujeres feministas lesbianas tuvo una presencia muy importante". Pero en todos los casos, "en las asociaciones feministas es donde surge el feminismo lesbiano". "Siempre se ha dicho que dentro del feminismo, el lesbianismo está mal visto, pero en España no ha sido tan crudo como en otros países porque surge de manera más tardía y a través del activismo y la calle", señala la coordinadora, quien se detiene en 1980. "Hubo una reunión de la asociación gay internacional en Barcelona, en el que tomaron parte cincuenta lesbianas que empezaron a darse cuenta de que tenían que organizarse en un movimiento específico". En definitiva, se dieron cuenta de la diferencia entre los lugares de ambiente donde la gente salía a tomar una copa y ligar y la gente que estaba involucrada en el activismo. "La pretensión es reconocer el papel de las mujeres masculinas, que han sufrido un castigo social, precisamente por sus opciones", denuncia. De hecho, aparte de la Duquesa Roja, pocas mujeres famosas han dado un paso al frente. "Es un mundo de rumores". Incluso María Teresa Fernández de la Vega tuvo que desmentir en una entrevista el romance que se le adjudicaba con una presentadora de televisión. "A todo el mundo nos hacía ilusión este romance aunque sabíamos que era mentira, pero venía a paliar la falta de referentes".
Amparo Villar, otra de las colaboradoras del libro, aborda la introducción de las lesbianas en un mundo tan cerrado como el País Vasco. También cuenta como, habitualmente, los libros sobre la historia de los gays en España han hecho dos cosas: "decir que no había nada sobre lesbianas o decir que ellos no sabían nada sobre ese tema y por eso no lo investigaban". Según Platero, esta información se ha canalizado en el movimiento feminista en la década de los ochenta y en los movimientos mixtos de gays y lesbianas en los noventa . "De hecho", continúa la investigadora,"en 1989 se lanzó una plataforma por los derechos de las lesbianas que fue apoyado por todo el movimiento feminista, lo que demuestra que había una visión unitaria, defendiendo, por ejemplo, el derecho a tener asilo político de las lesbianas, algo que aún está por reconocerse". Y en este año ya se hablaba del derecho a casarse. Eso pese a estar en contra de la regulación de los afectos por parte del Estado. "Pero sí pedían que si alguien quisiera casarse no tuviera problemas en hacerlo". Además, Platero ve una razón clara en el predominio de los matrimonios gays sobre el de lesbianas: "Ahora mismo tienen un estigma social mucho mayor las mujeres homosexuales".
También está la representación del lesbianismo en el arte y la literatura, referencias que no son directas, "sino representaciones, circunloquios, historias soterradas en las que si se tienen los códigos culturales precisos se descubrirá una relación lésbica y si no se tienen no se reconocerán", afirma para resumir a continuación el concepto: "sortear la heterosexualidad dominante con mensajes ocultos".
Uno de los trabajos más interesantes cuenta con la firma de la propia coordinadora y trata sobre las representaciones del lesbianismo en los medios de comunicación, parándose en casos como el de Dolores Vázquez y el caso Waninkof, Encarna Sánchez o Raquel Morillas, de Gran Hermano. La autora muestra cómo los medios "han construido cierta idea de la masculinidad como algo negativo que tiene que ser castigado, asociando el lesbianismo con la criminalidad", algo "clarísimo" en el caso Waninkof. "Dolores Vázquez, una mujer masculina gerente de un hotel, que al ser acusada no monta un pollo, no tiene crisis nerviosa ni llora desconsolada... Claro, al no romper en lágrimas como se supone hace una mujer, parece que su culpabilidad era evidente". Salvando las distancias, es la pretensión del libro: que nadie se sienta culpable por declararse lesbiana.
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